jueves, 18 de febrero de 2010

No hay entonces medida para el tiempo, un año no importa, y diez años son nada; ser artista significa no calcular ni contar, madurar como el árbol que no apura sus savias y que confiadamente se mantiene erguido en medio de las tormentas de la primavera, sin miedo de que después no haya de venir ningún verano. Viene sin embargo. Pero viene sólo a los pacientes que permanecen como si ante ellos estuviera la eternidad, tan descuidadamente tranquila y amplia. Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta.